Cortesía de sala al Embajador de la Rep. Popular China en Panamá en PARLATINO

/Cortesía de sala al Embajador de la Rep. Popular China en Panamá en PARLATINO

Palabras del Embajador Wei Qiang ante la Junta Directiva del Parlatino
14 de abril de 2018

Honorable señor diputado don Elías Castillo, presidente del Parlatino,
Honorables señores diputados miembros de la Junta Directiva del Parlatino y amigos todos:
​​Enorme regocijo y privilegio para mí haber sido invitado por el presidente Castillo a asistir a la presente sesión del Parlatino.
​​Esto después del recorrido, en la mañana de ayer, junto con ustedes, del histórico Ferrocarril de Panamá a bordo de un tren que, junto con el pictórico y exuberante paisaje, traía de vuelta tanta historia de Panamá, una historia por cierto no exenta de la presencia china o de los chinos, quienes vinieron hace un siglo y medio al Istmo para la construcción del Ferrocarril y luego del Canal y luego se quedaron e integraron a la sociedad panameña.
​​De ayer a hoy, de uno de los lugares más emblemáticos de la historia de Panamá a uno de los lugares más emblemáticos de la democracia, unión e integración latinoamericanas del presente, este servidor, primer embajador enviado por el gobierno de la República Popular China a la República de Panamá después del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, no puede menos que tener algunas reflexiones sobre los lazos de cooperación que unen a mi país y los que ustedes, señores diputados, representan.
​​China y América Latina, geográficamente fin del mundo la una para la otra, no obstante se acercan cada vez más, atraídas por un creciente sentido del destino común.
​​Esto es así porque somos por igual países en vías de desarrollo y fuerzas emergentes en un mundo lleno de incertidumbres; y porque a ambas partes, enfrentadas por igual tanto a desafíos como oportunidades en nuestro esfuerzo común por adelantar reformas estructurales e incrementar la capacidad de desarrollo autónomo, nos corresponde y conviene compartir nuestras sabidurías y experiencias, intensificando nuestra comunicación política, concertando nuestras necesidades de desarrollo y empujando nuestra cooperación práctica a un nivel más alto.
​​Para ello estamos dotados de favorables condiciones. Nuestras economías son altamente complementarias, complementariedad que ha permitido que en las últimas dos décadas el comercio bilateral haya registrado saltos espectaculares—de los 10 mil millones de dólares a principios del presente siglo a los cerca de 260 mil millones de dólares el año pasado, China llegando a ser el segundo socio comercial de América Latina y el primero de varios países de la región.
​​A su vez, América Latina se encuentra entre las regiones que han visto aumentar más rápidamente sus exportaciones a China, siendo también un destino importante de las inversiones chinas en el extranjero.
​​Es de enfatizar que la estructura comercial entre ambas partes ha venido en los últimos años optimizando visiblemente, entrando en China crecientes cantidades de bienes latinoamericanos de alto valor agregado, tales como aviones regionales, productos farmacéuticos, vinos y otros agropecuarios cuya producción contiene muy fuertes dosis de alta tecnología y que por tanto se hallan en realidad en eslabones bastante superiores de la cadena de valores. El esquema tradicional de manufactura china a cambio de productos primarios latinoamericanos está siendo rápidamente superado. También vale la pena señalar que con sus inversiones en América Latina, que hoy por hoy rondan alrededor de los 200 mil millones de dólares, creando 1,8 millones de empleos, China desea jugar y de hecho está jugando un rol positivo en contribución a la re-industrialización latinoamericana.
Al acariciar las mismas metas de alcanzar mayor nivel de competitividad y de desarrollo autónomo, valiéndose de la imperante tendencia de la globalización e interdependencia económicas, China y los países latinoamericanos se empeñan en una cooperación Sur-Sur de nuevo tipo cuyas características más eminentes son la igualdad y el mutuo beneficio. China lo que busca con su presencia en este continente es transparente comunidad de intereses en lugar de subrepticios juegos geopolíticos; y es desarrollo compartido en lugar de daño a los intereses de terceras partes. Quienes piensen de otro modo, como ciertas mentes recalcitrantes estilo guerra fría a quienes se les ha ocurrido inventar unas etiquetas tan fantasiosas para tildarle a China como por ejemplo “imperialista revisionista”, “depredadora” de recursos naturales latinoamericanos y culpable de un supuesto perenne atraso del continente, son víctimas, si no de una ignorancia crasa de la realidad de los hechos, pues de unos prejuicios asombrosamente arraigados, además de estar cometiendo una franca falta de respeto a la inteligencia humana.
Ahora bien, es justo aseverar que aún queda mucho espacio para el mutuo aprendizaje, comunicación y entendimiento entre China y naciones latinoamericanas en cuanto a sus respectivas políticas y estrategias de desarrollo, así como sus maneras de hacer las cosas, a fin de elevar la calidad y el nivel de la cooperación multifacética entre una y la otra parte, con sólida comprensión y apoyo sociales. A este propósito los representantes del pueblo juegan desde luego un rol de vital importancia. Y en tal sentido, la parte china tiene la mejor disposición a seguir trabajando de la mano con los legisladores latinoamericanos, tanto en los planos nacionales como en el regional, con miras a fortalecer cada día más el profundo sentido del destino común que nos une.
Muchas gracias.

2018-04-17T14:45:40+00:00